lunes, 27 de octubre de 2008

Una nube de humo rojo brotando sobre las cabezas y luces multicolores segregando epilepsia entre el público; litros y litros de cerveza pasando de botellas a bocas y acabando encharcados en suelos de servicios; tiros al aire que rebotan en la niebla y tiros de nieve que rebotan entre neuronas… y cada cual buscando la manera de matarse. Yo, contra mi naturaleza, elijo el silencio. Morir atragantado de palabras que tenía que haber dicho se convierte en mi pesadilla. Y mientras tiemblo de miedo por terrores interiores, canto para recordar mi voz, que he llegado a olvidar.
Y no sé si soy un muro para lamentarse pero todos vienen y me dan un cabezazo.
Siendo mi única respuesta a todo esto
una sonrisa.

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