martes, 31 de marzo de 2009
con trazos de tiza que no podías ver.
Enjaulé el sentimiento durante todo el día
pero no pude evitar que de noche aullara a la luna.
Preguntas y dudas temblaron sobre la tela sin araña
que tiritaba al frío viento del atardecer.
Y al final escapé aterrado de tus brazos y me sumergí
en el agua fría de la noche nublada.
Dejando un rastro de burbujas que te parecieron estrellas en el cielo.
Por eso cuando llueve me encierro en casa y no quiero salir. Corro las cortinas como un telón que esconde el cielo y espero en silencio a que acabe el aguacero.
Entonces una ducha caliente apacigua mi agua y un té tibio sirve de mensajero.
Para decirle a mi agua que aguarde y aguante.
viernes, 20 de marzo de 2009
jueves, 19 de marzo de 2009
Hay un fuego leve y dorado en su piel de lagarto que enciende los sentidos bajo mis verdosas escamas. Su cuerpo diseñado para golpear el mío choca hecho hierro contra mi carne, como intentando amoldarla para forjarse un hombre a su medida. Y yo, pura contradicción, me siento de nuevo como un simple ensamblaje de cartílagos y huesos.
El sol amanece, un bostezo en el cielo azul incomprensible, y brilla vivaz en sus pupilas de plástico como en los ojos de una muñeca. Sólo el reflejo de mis ojos en los suyos la devuelve a la vida como si yo fuera el oxígeno que le falta. Y nada queda por hacer salvo apretarme a su piel ardiente y derretirme. Y esperar hasta que acabe el día y despierte la placentera noche de besos y abrazos.
Nada que hacer salvo vivir.