jueves, 23 de diciembre de 2010

El dolor de una mirada puede arrancarte la columna vertebral.
Una conversación sin sentido puede apretar el gatillo de una pistola,
anudar la soga a tu cuello...
Una mirada a través de la ventana del coche
y estaré arrastrándome por el asfalto ensangrentado.
Una figura volando por el cielo hacia el sol, para arder en soledad.
Necesito una puta vida
Un solo de trompeta me quitó la manta de encima
y uno de piano amartilló mi cama
Una voz empalagosa lamió mi pecho
La habitación se convirtió en un concierto de pelos
Amigos en un bar
una mesa, una botella vacía
frente a mí
dos amigos
junto a la mesa
más botellas a su lado
hablamos
fútbol en la tele
ni lo miro
al otro lado
en otra mesa
cuatro chicas
rostros anodinos
hablan
de vidas aburridas
oigo la conversación
"encontrar churri", dicen
una mira
mi barba
se eriza de miedo
en la tele meten goles
pero yo escondo
mis ojos
en el papel de mi botella
en el palillo de mi aceituna
y se van
hablando
mirando
de caza
respiro tranquilo
mis amigos
no han visto nada
más que goles
sobre campo verde aceituna
la vida es mejor
ignorando los márgenes
voy al baño
a mear
pienso
en arrancarme
los genitales
vuelvo
¿nos vamos?
pagamos
y la vida
nos cobra la cuenta...

domingo, 19 de diciembre de 2010

un bosque oculto
por una maraña de sonidos
lleno de fieras de aterrador rugido
y mirada encantadora
con hojas que bailan y caminan
saltando de rama en rama
rodeado de hierba verde y turquesa
miro hacia allá con ojos de niño
y disfruto cada segundo de vida
en este sueño........................................
he creado una vida de retales
y referencias
de fragmentos de texto
y perspectivas oblicuas,
contrapicados y escorzos,
llena de fotografías
que diseccionan la realidad
de secuencias de cine
y gestos repetidos sobre una pantalla
hasta la saciedad.
llena de palabras y sonidos extraños,
de ambientes imposibles...
y qué difícil se ha vuelto recordar el color
de la tela del sofá
cuando los juegos florales flotan y se mueven,
se superponen
y tratan de morderte...
Roy Orbison ya lo dijo
lo gritó
lo lloró
amparado en coros y violines
ascendiendo escalas tonales
y
de sufrimiento
representando un papel
abriendo sus sentimientos
de manera humilde
y sin vergüenza
como el canto de un pájaro
apresado
tras los invisibles barrotes
de sus sentimientos
la conversación empezó como un tiro en la cabeza,
pero de manera espontánea.
estábamos sentados en un bar y empezamos a arañar las paredes.
arrastramos nuestros ojos sobre las mesas de madera pegajosa
buscando una astilla que sirviera de bala
apuntábamos con la vista hacia el horizonte de la barra
donde nunca se ponía el sol
tras aquellas montañas de gente sonriendo.
cocodrilos subían por mis brazos
de trapo
y sentía mi cabeza crecer.
salimos a la calle: una exposición de partes de cuerpos
y sentimos de nuevo aquel frío invernal
que había dejado
como copos de nieve
cientos de desechos por toda la zona.
música y gente muerta tiempo ha
que aparece de repente de la nada.
como si siempre hubieran estado ahí
escondidos en otra longitud de onda.
ayer se hacían visibles y parecía que la realidad escapaba de nuevo por las alcantarillas.
hicimos acopio de patatas y birra
y salimos huyendo en una barca de madera
cayendo por un río de farolas acechantes
y aceras elevadas como acantilados.
sólo éramos dos personas fluyendo hacia casa
dos retales de noche
volviendo a sus camas
Un mar de silencio
inunda los espacios de mi vida
que trato de rellenar
con nubes en el cielo.
Hay cierta soledad implícita en cada adorno navideño.
Como un grito de desesperación traído por el viento.
Reflejos luminosos sobre bolas de juguete.
Colgando de hilos sobre acantilados de hojas de plástico.
Figuras aferradas a un hilo de su cabeza
vigilando la habitación con ojos de papel.
Y a veces quizás
una melodía
chillando feliz
en los silencios de vidas ajenas.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Toca anteponer la propia creación a la ajena
Uno descubre con el tiempo que la palabra libertad significa soledad.
Una vez encontré una hermosa cárcel de morenos barrotes y pelo corto.
Pelo corto y mirada larga, de ojos encendidos que atesoran el mundo.
Era una bella cárcel en la que parecía estar contenido todo lo que esperaba de mi mundo.
Nadie me obligó a entrar: yo me tiré dentro de cabeza. Me tragué la llave y me encadené en un rincón para que nadie me sacara de allí.
Pulí cada barrote con amor hasta que quedaron relucientes.
Sólo olvidé engrasar la cerradura y las bisagras. Por eso me sorprendió un día un chirrido: la puerta se abrió. Me sacaron fuera, me pusieron a la intemperie.
Y me descubrí rodeado de fría noche nebulosa. Niebla por todas partes.
Corrí en cículos buscando la entrada de nuevo, pero desde fuera no encontraba la puerta, que se había vuelto a cerrar.
Me quedé solo en mitad de la nieve que caía en mi corazón lleno de tormentas.
Blanca nieve y niebla tenue a mi alrededor.
Y la sensación de no saber a dónde ir o qué hacer...

No hay libertad más triste que la del que ama sus barrotes.

jueves, 9 de diciembre de 2010

quiero jugar en tu habitación
lanzar esos rayos de sol
arriba y abajo
adentro y afuera
repitiendo
hasta salir disparado
con tu lluvia de luz
Puta
tu cara
llena de arrugas y de gestos
Putos
tus ojos de viejo célebre
y puto el lápiz
con que he elegido
trazar tu tumba
a rayas de reo enjaulado