miércoles, 27 de enero de 2010

de la mala mezcla

Hoy iba leyendo tranquilamente en el autobús. Con el típico ajetreo de todos los días: conversaciones, ruido de tráfico, etc.
En ese momento se me acerca un tío viejo vestido de rapero. Pero como si fuera daltónico o no tuviera ni idea de moda: parecía un payaso.
Me empezó a decir con un horrible acento alemán algo como "¡no, páralo, por favor, un poco de respeto!" y se marchó: volvió a bajar en la misma parada en la que había subido.
Nadie pareció prestarle atención, como ocurre en las grandes ciudades.
Anonadado, intenté seguir leyendo. Me pareció curioso que tuviera acento alemán: justo ahora estaba leyendo un libro que encontré en casa y es de G-o-e-the. Bastante coñazo, por cierto, no me extraña que la gente se suicidara después de leerlo.
Total, que me había desconcentrado y guardé el libro. De todas formas iba escuchando música, así que podía mirar tranquilamente por la ventana.
Iba escuchando 50 Cent. Todo el camino, desde que salí del insti.
Qué curioso el vejete este... Cómo iba de moderno, ¿no? Seguramente era un mendigo loco. A saber qué quiso decir...
Total, que llego a mi casa, subo las escaleras rapeando como un tío duro (cuando nadie me mira pierdo la vergüenza) y cuando llego frente a mi puerta flipo: hay un negro enorme con ropa to antigua -¡vieja de la hostia!- que parede disfrazado para una obra de teatro. En la cabeza lleva un pañuelo dado la vuelta y tiene una mierda rara en los dientes.
Parece que me conoce, porque cuando me oye se da la vuelta arremangándose y me dice:
-Tenemos que hablar...

jueves, 14 de enero de 2010

solo

Mi madre de pequeño me decía que llorara si me sentía mal: que así limpiaría mi alma de dolor y la dejaría blanca. Así podría recibir otra vez la bondad de este mundo.
Pero mi madre era idiota y no hay bondad en este mundo.
Sólo balas, coños y azufre. Y qué demonios: whiskey...
-
Sobreviví durante años apoyado en una barra de bar con el único sustento de un líquido amargo y el escote de la camarera. El infierno andaba cerca: bastaba con mirarle la cara de perro para evitar la tentación.
Pero me gustaba ser ciego y ver con la garganta. Y lo que veía me gustaba.
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Por las mañanas me levantaba: el culo como una trompeta de cacao y la cabeza un cubo de basura. Mis sobacos olían a demolición y mis pies a queso añejo.
Pero el agua era un fantasma del pasado.
Un fantasma a evitar.
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Estuve en el ensayo de un concierto que parecía el juicio final.
Todo ruido, sangre y furia.
Pero miraba a los músicos y no veía ángeles de la destrucción.
Sólo veía vidas llenas de aburrimiento, facilidades y pose.
Mi única pose era aguantar lo máximo posible con el codo sobre la barra.
Cuando tocaba el suelo, era hora de volver a casa.
Siempre zigzags, pensando el camino.
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Recuerdo que ayer me comí un bocata junto al río.
Me gusta ver que fluye la naturaleza. La vida tiende a estancarse.
Dar un paseo entre peces gordos supone ver un montón de peces pugnando por respirar.
Peces que huelen a podrido y se lleva la corriente.
Los vagabundos no necesitamos nadar: vivimos de tres burbujas de aire.
El resto lo da el saber esperar.
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Ayer vi una nube tatuada. En el brazo de una mujer.
Deseé tener un paraguas en el brazo y ofrecerle cobijo.
Pero sólo tenía pelos y cicatrices.
Uno no puede ser romántico cuando no es nada.
Vagabundo es una profesión a tiempo completo.
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Los músicos y yo tenemos mucho en común.
Un culo inquieto, el hambre y la sed.
Pero igual que ellos tocan y consiguen algo para comer, yo me muero de hambre y de sed.
Al final sólo tenemos en común las almorranas.
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-

En un baño de azulejos azul cielo, me llegó el final.

Jamás lo habría imaginado así.

Tan suave. Tan triste. Tan solo...

Simplemente me apagué desangrándome por una puta herida.

Como un vaso que se vacía. Como un puto recipiente de lejía.

Y mi última mirada al ventanuco -allá arriba- el cielo traía un sentimiento de paz...

Hasta que se acabó.

Y no estaba allí ya.

martes, 12 de enero de 2010

El asfalto arde suave bajo mis pies - me recuerda que estoy en el infierno - la pistola en mi mano está caliente - escupe fuego como un radiador averiado / el sonido de las balas rebota en cada esquina - la sangre borbotea roja - salpicando sobre mis pies desde la herida en mi cabeza / el suelo parece abrirse y la profundidad me absorbe - caigo sobre un edificio de oficinas - la azotea está llena de gente - se empujan mutuamente hacia el borde / salto sobre un cuerpo desnudo y esquelético - caigo desde el cielo hacia la calle - llena de coches destrozados / me golpeo contra el suelo - estoy en la alfombra tirado en mi cuarto - desnudo con una botella de ron - y la ventana abierta / entra nieve con fuerza - estoy tiritando / tengo la poya dura apuntando hacia el techo - la puerta se abre - entra una vieja de ojos saltones - desnuda - con mucho pelo en el coño - su olor apestoso se lanza contra mí como una lluvia de perdigones / me levanto - salto- la atravieso - me lanzo escaleras abajo / los escalones desaparecen - caigo por el hueco del ascensor / mi cuerpo se mueve como una avispa - clavando el aguijón / tendido en la cama - metiendo la poya en un cuerpo ajeno -femenino -indeterminado - de rasgos ilegibles / un espejo frente a mí - me veo metiéndome la poya en el estómago - un hombro se derrite - el brazo cae al suelo - las uñas salen corriendo - gritando - riéndose / mi madre me grita con voz aguda - he dejado el grifo abierto - el agua está a la altura del techo - no me di cuenta de las burbujas - escapando de mi boca / nado hacia la superficie - toco la bombilla con la cabeza - cortocircuito - la electricidad corre por mi cuerpo - se ahoga bajo el agua / me hundo con una sonrisa - un pez rutina empieza a mordisquearme - un tiburón sale de mi pecho - lo destroza de un bocado - sin comérselo - toda la habitación azul y roja - agua y sangre.