miércoles, 27 de enero de 2010

de la mala mezcla

Hoy iba leyendo tranquilamente en el autobús. Con el típico ajetreo de todos los días: conversaciones, ruido de tráfico, etc.
En ese momento se me acerca un tío viejo vestido de rapero. Pero como si fuera daltónico o no tuviera ni idea de moda: parecía un payaso.
Me empezó a decir con un horrible acento alemán algo como "¡no, páralo, por favor, un poco de respeto!" y se marchó: volvió a bajar en la misma parada en la que había subido.
Nadie pareció prestarle atención, como ocurre en las grandes ciudades.
Anonadado, intenté seguir leyendo. Me pareció curioso que tuviera acento alemán: justo ahora estaba leyendo un libro que encontré en casa y es de G-o-e-the. Bastante coñazo, por cierto, no me extraña que la gente se suicidara después de leerlo.
Total, que me había desconcentrado y guardé el libro. De todas formas iba escuchando música, así que podía mirar tranquilamente por la ventana.
Iba escuchando 50 Cent. Todo el camino, desde que salí del insti.
Qué curioso el vejete este... Cómo iba de moderno, ¿no? Seguramente era un mendigo loco. A saber qué quiso decir...
Total, que llego a mi casa, subo las escaleras rapeando como un tío duro (cuando nadie me mira pierdo la vergüenza) y cuando llego frente a mi puerta flipo: hay un negro enorme con ropa to antigua -¡vieja de la hostia!- que parede disfrazado para una obra de teatro. En la cabeza lleva un pañuelo dado la vuelta y tiene una mierda rara en los dientes.
Parece que me conoce, porque cuando me oye se da la vuelta arremangándose y me dice:
-Tenemos que hablar...

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