lunes, 6 de octubre de 2008

Esperando el autobús mira el culo de las chicas. Y de las mujeres. Las imagina sin ropa interior. Sueña con abrazarlas y follar con ellas. Y no hay nada raro en eso.
A veces las imagina sin piel, chorreando sangre y con los órganos al aire.
Pero esto lo justifica el aburrimiento.

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