Siempre quise morir entre tus brazos y nunca me importó que fueras manca. Puede que me fuera a caer rodando por las escaleras, resbalándome entre tus dedos, pero nunca me importó con tal de tener tu falsa promesa de sostén. Así que agárrame, que ya estaré muerto cuando todo esto importe.
viernes, 17 de octubre de 2008
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