Una bicicleta rota atada en la calle a una farola.
Cada persona que pasa coge algo para reparar la suya propia.
Al final no queda nada más que un esqueleto oxidado.
Lo que no se pudo volver a aprovechar.
Y así el ciclo de la vida continúa.
lunes, 6 de octubre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario