Siento arder mi mirada a la vez que mi piel y mis órganos internos.
Siento derretirse mi ser en pálidas pupilas afiladas acuchillando un atardecer pintado de negro.
Escondidos en un vaso de alcohol dejé mis sentimientos y alguien se los bebió o los derramó en una maceta. No creció nada, por supuesto, salvo una carretera de asfalto con cunetas llenas de accidentes.
Me siento invisible
hasta para mí mismo...
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