lunes, 27 de julio de 2009

Paranoia

Como un puto gurú: 24 horas sin comer y en estado de alerta.
Mirando por la ventana con un rifle sin balas.
Papel de periódico desperdigado por el suelo con supuestas manchas de pintura o sangre.
Oigo que llaman a la puerta pero no pienso abrir.
También suena el teléfono, a pesar de que lo he descableado.
A oscuras, tumbado en el suelo, el techo parece a punto de caerse sobre mí.
Parece que ha vuelto a entrar aquel enano que se esconde en las sombras.
He encendido todas las luces.
Espero que nadie me vea desde la calle.
La bomba que traje no ha estallado.
Escupo sangre por alguna extraña razón y se me caen los dientes.
Esta droga estaba caducada.
Los cristales estallan hacia dentro: parece que hay alguien disparando.
Siento que las balas me atraviesan como queso fresco.
Salto por la ventana intentando caer en la piscina.
Me equivoqué: era un coche azul.
Azul y rojo, desde que me estrellé contra él.
Desde aquí se ven las estrellas.
¿O son visores apuntándome?

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