viernes, 17 de julio de 2009

La mujer gato me clava las uñas
cuando intento clavarle la poya.
Me arranca la carne a mordiscos
hasta saltarme un ojo de golpe.
La mujer gato me lame las heridas
cuando intento acariciarle la cola.
Me acaricia la piel con la lengua
hasta arrancarme un poco de placer.
Qué contradictorio es el amor
imaginario.

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