En el autobús no ocurre nada.
Subes, bajas y ya está.
Das vueltas por la ciudad
sin ningún misterio.
De la primera
a la última parada.
Viendo a la gente por las aceras
o atrapada en coches.
Un puto aburrimiento...
...
Y, sin embargo,
puede ser el origen
de un romance.
O de una violación.
viernes, 17 de julio de 2009
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