Mozart chirriaba en tus manos
hecho violín malsonante.
Beethoven vomitaba al piano
fusilado por mis dedos.
Pero juntos formábamos un concierto
digno de ver
que nunca recibió ni un aplauso.
sábado, 6 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario