Nuestro amor fue una exhibición de atrocidades estancada en una sala vacía de una exposición de arte moderno. Los cuadros, sin gracia ni sentido, flotaban sobre esperma florido y se escurrían por las paredes en extrañas geometrías. Los paseantes que entraban por error salían después de asomar la cabeza, asustados y llenos de asco. Aquella creación enferma de una mente senil que se había reproducido por mitosis resultaba tan fértil, tan estimulante a la imaginación, que hacía brotar fetos en los ojos de los espectadores. Todo duró apenas unas horas, antes de que la policía del pensamiento fumigara la sala completa, incinerara los cuadros y ejecutara al autor: la célula de aquella barbarie. Los espectadores que lo vieron fueron igualmente decapitados para que no quedaran testigos y monos de tres cabezas con trajes de cuero se follaron sus cabezas por el cuello para destruir completamente las pruebas.
El resto es Historia del Arte.
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