Habíamos estado fumando maría y me comentó algo del colegio. De repente, como si sus palabras fueran un conjuro que resucitara mi infancia de entre mis huesos y me oprimiera los pulmones, me sentí triste. El oxígeno parecía no llegarme y de mi boca salía lentamente humo negro.
-No fue una buena época para mí, tío.
Le dije, y después seguí bebiendo whiskey para no llorar.
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