miércoles, 18 de junio de 2008

El Hundimiento

Hay días en los que, desde el amanecer hasta el último rayo de sol, sólo mueres...
Tus fuerzas se van desgastando y las olas te pasan por encima...
y te hundes...
y parece que nada te va a sacar a flote...
y parece que el fondo oceánico te llama...
y parece que tus huesos son de plomo y tus sonrisas de hierro oxidado...
Las burbujas se te escapan,
igual que las ratas abandonan el barco cuando se hunde
pero tú eres el capitán y te hundes con él...
Y no hay sirenas en este mar
sólo bolsas de plástico a la deriva...
Y aunque te repitas a ti mismo que no te piensas dejar hundir
tus pies se convencen cuando tocan el fondo
y tu cabeza está a punto de estallar por la presión...
Entonces es cuando el azul marino entra en tu alma,
cuando la paz del espíritu es lo único que queda en tus pulmones
tras un último momento de angustia...
Hay días en los que además el fango te traga y te hundes más de lo posible...
Días en los que matar o morir... Días en los que llorar...
Pero, por suerte, no todos los días son así...
Aún nos quedan los días esporádicos en los que flotamos por el aire
como burbujas de alegría...

1 comentario:

Anónimo dijo...

no se me enfade usted, yo me quedo con la primera frase y me sobra todo lo demás.

Pero la primera, esa la guardo en algún lado para que no se me olvide.