No sé si me duele la cabeza pero la noto llena de hormigas. Mordisquean con fría ansia de insecto mis conexiones neuronales. Puedo sentir cómo mi memoria se desvanece y los agujeros negros crecen como cráteres. Nubes de neuronas flotan formando ideas entre el caos y la lluvia, hasta que se dispersan como multitudes poco convencidas. El agua que resbala por mi cuerpo no consigue llevarse este sentimiento.
Soy como un campo de pruebas militares: aquí mi piel se enfrenta a mis huesos, arañando las articulaciones con poca dulzura. Allí mis ojos se descuelgan como bolas de demolición y demuelen mis dientes, que caen astillados al suelo y se clavan en la tierra como flechas del ejército enemigo. Pero no hay ejército enemigo, el enemigo está siempre dentro.
Voy a ir a las vías del tren para lamer los fríos raíles de acero.
NEcesito calma.
Soy como un campo de pruebas militares: aquí mi piel se enfrenta a mis huesos, arañando las articulaciones con poca dulzura. Allí mis ojos se descuelgan como bolas de demolición y demuelen mis dientes, que caen astillados al suelo y se clavan en la tierra como flechas del ejército enemigo. Pero no hay ejército enemigo, el enemigo está siempre dentro.
Voy a ir a las vías del tren para lamer los fríos raíles de acero.
NEcesito calma.
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