miércoles, 9 de julio de 2008

I

Llevo despierto desde el amanecer pero sigo con los ojos cerrados.
Una luz cada vez más intensa, empujada por el sol, se cuela por los resquicios de la ventana.
Cuando la presión del pis en mi vejiga es suficiente, me levanto.
Derecho al váter, achinando los ojos.
Que huyen de la luz.

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