viernes, 25 de julio de 2008

El trono

Dio en el clavo quien comparó el váter con un trono.
Porque subido en él eres el rey
porque no hay poder más grande en el mundo que el de quitarse la mierda de encima sin mancharse los zapatos...
En el váter lo puedes hacer todo: todos los placeres de la vida
tienen en él cabida.
Puedes leer un libro,
puedes ver una película,
puedes mantener una conversación interesante,
puedes hacerte una paja,
puedes follar,
puedes dedicarte a inspeccionar tus rodillas y cada centímetro de piel,
puedes descubrir que tienes una peca en la espalda,
puedes aullar a la luna,
puedes oír el mar,
puedes oír a tu vecina ducharse
-en ciertas ocasiones, puedes incluso VER a tu vecina ducharse-,
puedes meterte un dedo en el culo y olerlo luego
como te hueles los sobacos antes de ponerte una camiseta limpia,
y sobre todo puedes cagar en paz
imaginando que la mierda cae en la boca de tu jefe,
igual que puedes romper las normas
y mear fuera de la taza empapando el suelo.
Sentado en la taza del váter puedes repasar tu vida
y cambiarlo todo,
puedes encontrarle una cura al sida
o recuperar tu inocencia perdida ida ida ida...
Puedes renacer o puedes suicidarte,
en un váter público puedes oír a un hombre silbar,
puedes anotar el tamaño de tu poya
y encontrar teléfonos a los que llamar,
puedes encontrar de nuevo la esencia de la vida
viendo la miseria que te rodea.
Sobre todo puedes darte cuenta
de lo estúpida que resulta nuestra moral
de lo políticamente correcto
porque todos estamos llenos de mierda.
Y lo mejor de todo es que puedes tirar de la cadena
que te ata a la vida
esperando que algún día se rompa.

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