miércoles, 5 de enero de 2011

Uno siente a veces odio cuando es rechazado antes de tiempo.
Como si no se hubieran tomado la molestia de conocerte o escucharte.
Directo al cubo de la basura.
En cambio, cuando se han tomado la molestia, la gran molestia de tenerte,
ser tirado a la basura es mucho peor.
Uno se siente podrido, apestado, indeseable.
Carne de horca
hasta por la soga rechazada.
Pero como la comida atraviesa el cuerpo y sale echa mierda
una vida pasa por múltiples relaciones
siendo digerida una vez
tras otra
hasta que ya sólo queda de uno un espumarajo maloliente,
una mirada de recelo al estar rodeado de gente,
una sensación de no valer nada.
Y uno sabe que sólo ha sido una fotografía en una cartera,
sustituida por otra, tarde o temprano.
Ya no eres cuerpo de abrazo
ni saliva de labio.
Ya no eres poya erecta
y calor nocturno.
Ahora sólo eres vacío
lleno de nada,
mero recuerdo
de lo que quizás nunca fue.

No hay comentarios: