Deja que me arrastre por el suelo destrozando mi quemada piel de lagarto. Por las rocas, por el polvo. Déjame ser un ermitaño indeseable, un esclavo de la soledad. Deja que muera solo y olvidado.
En lugar de pretender venderme una familia y un amor de juguete.
Deja que ande perdido y llore la ausencia de un cuerpo como el tuyo.
Déjame, porque me vacías el alma...
1 comentario:
ay, la pobre anita.
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