viernes, 23 de noviembre de 2007

Es cena

Grito:
-¡¡¡¡TE ODIO!!!
Golpeo.
Cientos de cristales caen al suelo como una cascada de purpurina.
Mi mano está manchada de sangre. Lloro y me llevo las manos a la cabeza.
Caigo de rodillas junto al espejo y luego ruedo por el suelo.
Me pongo en pie como si una cuerda invisible estuviera ahorcándome.
Voy hacia la mesa y cojo el cuchillo. Lo clavo en mi tripa.
Un pañuelo de sangre brota hacia los tablones del suelo.
El chas del cuchillo indica que se ha caído de mi mano. Aunque yo ya no siento nada.
De repente me quedo en la oscuridad. Hasta que sube de nuevo el telón.
Entonces todo son aplausos.
Saludo a los espectadores durante todo el tiempo que clapean con sus manos y después me despido con un gesto y me marcho.
Salgo del teatro por la puerta de servicio y aparezco en el callejón frío y sucio de todas las noches.
Camino por la calle nevada mientras la nieve me recubre y mi alma escapa en vaharadas de aliento de mi boca.
Vuelvo a sentir el vacío. Vuelvo a sentirme sola.

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