lunes, 17 de diciembre de 2012

Las paredes y las responsabilidades se me echan encima
y tú mientras tan bella, con tus cielos de metal.
El tiempo se escapa entre los dedos como arena de mar
y tú mientras te acurrucas en mis costillas.
El sol se agazapa tras nubes y nos juega a despistar
y tú duermes tranquila calentando mis sueños.
El dolor reside bajo mi piel cerebral
y tú haces brillar mis ojos hasta en la oscuridad.
¿Qué necesita el que lo tiene todo
con la cabeza entre tus brazos?
Nunca hubo mejor guillotina para extirpar problemas
que un hueco cálido en tus susurros
que tu risa loca brincando contra las paredes
que tu rayo de sol iluminando mi sueño
que tu nube de vapor empañando mi espejo.

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