jueves, 12 de febrero de 2009

El cielo cayó con la lluvia y quedó atrapado en un charco mientras el mar trepaba por el aire y formaba una cúpula azulada de horizonte a horizonte. Las nubes se disolvieron como azúcar en el agua dejando un dulzón aliento en el viento del atardecer, que sobrevivió rayado por el sol pero sucumbió ante el abrazo sensual de la noche. Qué triste sonó a la luz de las farolas el chapoteo de pisadas sobre el cielo derribado.

1 comentario:

pathosethea dijo...

No importa la melodía que haya de fondo, tus metáforas siempre son perfectas.